the true cost

La moda sí incomoda. Y mucho. Eso descubrió el documentalista Andrew Morgan una mañana en la que hojeaba The New York Times. El 24 de abril del 2013, el edificio de ocho pisos Rana Plaza, en las afueras de Daca, la capital, se derrumbó sobre los empleados de la fábrica textil que alojaba y que producía prendas para una treintena de marcas occidentales. Murieron alrededor de 1.100 personas y más de 2.000 resultaron heridas.

Desde ese momento, Morgan empezó a preguntarse de dónde venía su ropa y a interesarse por los perjuicios sociales, económicos, ambientales y psicológicos que provoca la moda, una industria que cada año genera más de 2,5 billones de dólares en utilidades. Su preocupación por el fenómeno conocido como 'fast fashion' quedó plasmada en el documental THE TRUE COST (el verdadero costo), presentado a finales del mes pasado en el Festival de Cannes. .

La película es una mirada punzante en trabajadores de fábricas, especialmente en Bangladesh y Camboya. Pero más que eso, es un vistazo a los efectos sobre la salud a largo plazo del uso de plaguicidas, los efectos políticos de la explotación de los derechos de los trabajadores, y los efectos económicos de consumismo desenfrenado. "Incluso si nos fijamos en la moda rápida sólo en términos de negocio, el modelo de negocio es finito", dijo Firth. "Moda rápida agota los recursos de la Tierra y utiliza mano de obra esclava en todo el mundo. Finalmente, los recursos se agotan, los márgenes de beneficio se reducirá, y no habrá revoluciones en las calles. Si usted es un hombre de negocios inteligente, debería abordar estas cuestiones hoy ".

No nos equivoquemos al respecto: El verdadero costo es a la industria de la moda hoy en día lo que la selva era el movimiento obrero estadounidense hace un siglo. "La película no tiene la intención de quemar a salir o hacer que se sienta culpable por lo que el desgaste", el director Andrew Morgan dijo. "Se supone plantear la idea simple: Hay seres humanos que hacen lo que usamos."

Yes fashion is uncomfortable . and a lot. That documentarian Andrew Morgan discovered a morning leafing through The New York Times. The photo on the cover caught his attention: two children from Bangladesh who walked in front of a giant wall covered messaging claim missing persons. The April 24, 2013, the eight-story building Rana Plaza, on the outskirts of Dhaka, the capital, collapsed on the employees of the textile factory that housed and producing clothes for Western brands thirty. They killed around 1,100 people and more than 2,000 injured.

Since then, Morgan began to wonder where he came from his clothes and interested in the social, economic, environmental and psychological harm caused fashion, an industry that annually generates more than $ 2.5 billion in profits. His concern for the phenomenon known as 'fast fashion' was captured in the documentary The True Cost (the true cost), submitted in late last month's Cannes Film Festival.

"Today we are Maquiladora more clothes, eating more, using more resources and paying less than at any other time. At the same time, unsustainable environmental damage and a record of accidents in factories, "sums up the director. In fact, although the Frog Square has been the most severe, is not an isolated tragedy. The three worst disasters of the fashion industry happened in the same year, and the death toll exceeded 1,500. Paradoxically, the following year (2014) was the most profitable ever for this sector.

The film is a searing glimpse at factory workers, particularly in Bangladesh and Cambodia. But more than that, it’s a look at the long-term health effects of pesticide use, the political effects of exploiting workers’ rights, and the economic effects of unchecked consumerism. “Even if you look at fast fashion only in terms of business, the business model is finite,” said Firth. “Fast fashion depletes the Earth’s resources and uses slave labor all over the world. Eventually the resources will deplete, the profit margins will shrink, and there will be revolutions in the streets. If you are a smart businessman, you would address those issues today.”

Make no mistake about it: The True Cost is to the fashion industry today what The Jungle was to the American labor movement a century ago. “The film isn’t meant to bum you out or make you feel guilty about what you wear,” director Andrew Morgan told us. “It’s supposed to pose the simple idea: There are human beings who make what we wear.”